domingo, 2 de abril de 2017

Crítica: “Breakfast in Bed”, de Sandra Brown



Tópico harlequinero: enamorada del novio de mi mejor amiga.
Portada © 1996
Brian Bailey
Bantam, diciembre 1996


DATOS GENERALES
Título original: Breakfast in Bed
Subgénero: contemporánea
Fecha de publicación original en inglés: noviembre de 1983
Colección: Loveswept (LS) – 22
Serie: Bed & Breakfast #1

SIN TRADUCIR AL ESPAÑOL    

SINOPSIS (de la contraportada)
Herida demasiadas veces en el pasado, Sloan Fairchild no se interesa por el amor. En lugar de ello, vuelca toda su energía en su elegante bed and breakfast en San Francisco. Pero cuando su mejor amiga le pide que albergue a su prometido durante un mes, Sloan abre las puertas de Fairchild House a Carter Madison… y conoce a un hombre que pone su mundo (y su concepto de sí misma) patas arriba.
Sloan intenta ignorar los sentimientos que le provoca este hombre tan guapo… intenta no soñar sueños imposibles. Y aún así, cuando Carter manifiesta su propio deseo, Sloan se enfrentará a una decisión desgarradora: amar por el momento, marcharse para siempre, o luchar por tenerlo todo.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No. La leí sólo porque es de Sandra Brown.

CRÍTICA

La novela n.º 22 de la línea Loveswept de Bantam fue este Breakfast in Bed, “ingenioso” título que juega con el nombre de esos establecimientos de “cama y desayuno”. El título es, “Desayuno en la cama”. Ay, pero qué chispa tiene la Brown…
Como digo arriba, aquí el tópico es enamorarse de quien no debes porque es el novio de otra.
Carter Madison se va a casar con Alicia, la viuda de su mejor amigo. Escribe novelas de suspense y tiene que acabar la que tiene entre manos. Pero le vuelven loco con los preparativos de la boda, así que su prometida Alicia lo empaqueta hacia San Francisco. Allí pasará un mes en el bed & breakfast de esta amiga que tiene. Una habitación sin teléfono, y con una mesa para la máquina de escribir parece el entorno perfecto para terminar la historia.
Lo sé, se notan los años. Ya nadie escribe a máquina, y con los móviles todos estamos localizados.
Sloan lleva ella solita el negocio, en un coqueto caserón que recibe a los turistas en un entorno más bien casero. Como es soltera, sólo acepta parejas o mujeres que viajan juntas. No le hace mucha gracia recibir a un hombre joven y solo. Pero piensa que siendo el novio de su amiga, no habrá problemas.
¡Ja, si eso fuera así, no estaríamos hablando de una novelita romántica!
Primera frase del libro:
 “En el momento en que lo vio, supo que había sido un error hacerle este favor a Alicia”.
Porque, obviamente, esto es lujuria a primera vista. Sloan ayuda a Carter representando una escena amorosa del libro que está escribiendo, hacen la compra, él le echa en cara que lleve el negocio sola, le describe lo atractiva que es, y pasa rápido a psicoanalizarla: “Intentas esconder ese delicioso cuerpo tuyo en ropa desaliñada. Eso es lo que está mal en ti. Intentas esconderte, de ti y de ti misma. ¿Por qué, maldita sea? ¿Por qué?”.
Después de cenar, la arrincona y le suelta que tiene unos pechos bonitos. Y añade “están temblando, ¿por qué?”. Acaba besándola y acariciándola, sin que Sloan le dé pie a ello.
Y eso en menos de 24 horas. Acoso en toda regla para ponerlo de patitas en la calle. Pero no, son los ochenta y a ella le gusta.
El tono de la novela es más o menos: “ay, cuánto nos queremos pero qué infelices vamos a ser porque me tengo que (te vas a) casar con tu mejor amiga”. Y tú, lector, te dices, ¿pero a cuento de qué?
La protagonista, Sloan, es un perfecto felpudo con la autoestima por los suelos. Sus padres nunca la hicieron mucho caso y su único novio la dejó por aburrida. Así que no es algo que le salga de los ovarios el plantearse y decir “tío, tú y yo nos queremos, y ni tú quieres a Alicia ni ella a ti, así que déjate de chorradas”.
Nada, no pide la menor explicación.
Y por eso nos quedamos con las ganas.
Nunca sabremos por qué Carter se empeña en casarse con Alicia. Tendría alguna lógica si él se sintiera culpable por algo, o si hubiera algo raro en su relación con su amigo muerto, o si Alicia tuviera graves problemas económicos. Pero no, nada de eso.
La leí hace unos años, para escribir crítica que publicaron en El rincón de la novela romántica, y la he releído y creo que todavía me parece más endeble el argumento. Entonces sí que le encontré alguna cosa positiva: la tensión sexual lograda, las escenas amorosas tórridas, ambientación con alguna pincelada turística de San Francisco, aunque desvaída por el mal tiempo... Dije entonces que me parecía “algo melancólica, pero perfecta para una tarde de lluvia”. 
Sí me sigue pareciendo una de las más "atmosféricas" de Sandra Brown en el sentido de que sabe ambientar la historia en un sitio concreto, en este caso con frío y lluvia, algo que no suele estar presente en novelitas tan cortas. Para mi, eso es un valor añadido porque te lleva mentalmente a otro lugar. Pero el conflicto, sinceramente, me parece que no hay por dónde cogerlo.

El tema del engaño y la traición no es fácil para una novela romántica. Sandra Brown consigue narrar de forma bastante dulce una historia que en principio puede repelerte: un tipo que le tira los tejos a la mejor amiga de su prometida. O, visto desde la perspectiva femenina: aunque el novio de una amiga te resulte atractivo, no por ello te enrollas con él, ¿qué clase de amiga serías entonces?

Eso escribí entonces.
El tema de dos personas que se desean pero no pueden actuar porque uno está comprometido con otro puede dar mucho juego. Por ejemplo, en Cuando llegue el mañana, de la que ya hablé aquí, funcionó muy bien. En aquella novela, los dos saben que está mal y se resisten todo lo que pueden, lo que produce una tensión sexual mantenida de fábula.
Aquí, en cambio, él está todo el rato acosándola y cuando ella le para los pies recordando que está prometido, ¡él se enfada!
O sea, como que es de lo más normal ponerle los cuernos a su novia, o como que no se acuerda de ella. La única que se resiste es Sloan y como tiene la entereza de una ameba, el éxito es más bien escaso.
Aunque esta novela tiene cosas buenas, no creo que compensen. Hace unos años la puntué con un 5/10 “ni fu ni fa”. Como no doy medias estrellas, tengo que elegir, así que se me queda en dos, lo siento. No pasa el corte.
Sandra Brown no escribe series (creo que sólo tiene una, Texas!), pero sí “parejas” de libros, y esta de Bed & Breakfast es una de ellas. La otra del dúo es Send No Flowers. Me pondré a releerla para hablar de ella la semana que viene, saltándome el orden cronológico de publicación que llevo hasta ahora. Si recuerdo bien es peor que esta, así que podemos dejar que estos dos libros se hundan en el más benévolo de los olvidos. No, no se molesten en traducirla tampoco.

Valoración personal: mñé, 2.
 
Bantam, nov-1983
Se la recomendaría a: los aficionados a contemporáneas que gusten del tópico triángulo amoroso.

Otras críticas de la novela:
En El rincón de la novela romántica tenemos una versión anterior de esta crítica mía, que encima titulan mal, como “Bed and Breakfast”.
Y como no he encontrado más, enlazo a la página de Good Reads, donde tiene valoración media de 3,5. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario