domingo, 5 de febrero de 2017

Crítica: “The Silken Web”, de Sandra Brown



Su segunda novela larga, una (que entonces era) contemporánea.
Ilustración y diseño de la portada:
Andrew Newman
Warner Books, julio 1995


DATOS GENERALES
Título original: The Silken Web
Subgénero: contemporánea
Fecha de publicación original en inglés: septiembre de 1982
Pseudónimo: Laura Jordan

SINOPSIS (de la contraportada)
Una mujer, dos hombres… todos atrapados en “La telaraña de seda”: Kathleen, una joven sofisticada que se casa con un hombre cuando aún está enamorada de otro –y escondiendo su confusión detrás de su elegancia.  
Erik, un talentoso camarógrafo que hace saber a Kathleen lo fácil que le resulta seducir a mujeres, pero no casarse.  
Seth, el rico heredero de unos grandes almacenes, que puede dar a Kathleen todo lo que ella quiera… excepto una satisfacción plena. 
Ahora, todos se verán atrapados en una telaraña de mentiras tan frágil que un fatídico encuentro puede romperla –y obligar a Kathleen a elegir entre la familia que la necesita y las necesidades de su propio corazón.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No. La leí sólo porque es de Sandra Brown.

CRÍTICA
Sandra Brown publicó esta novela en 1982, bajo el seudónimo de Laura Jordan. Lo usó para esta y, como ya vimos, en una anterior, Anhelos ocultos, luego la editorial quebró. Al principio de mi edición Warner Books hay una nota de la autora diciendo que es una de sus primeras novelas largas, que escribió con el seudónimo de Laura Jordan en 1981. Representó un desafío porque hasta entonces sólo había escrito novelitas cortas. Como la editorial cesó en sus actividades, la distribución de la novela fue limitada. Diez años después, en 1992, tuvo la oportunidad de volver a publicarla y aprovechó para hacerle algunos retoques supongo que para adecuarlo un poco al público de los noventa.
La debí leer por vez primera en los noventa, o a principios de este siglo. Luego la releí para publicar crítica en El rincón de la palabra, allá por el verano de 2012. Ahora, la he repasado un poco para hablar aquí de este libro.
No puede decirse que mejore con el tiempo. Está bien, pero tampoco es para tirar cohetes.
La sinopsis es un poco engañosa, porque parece que es la historia de una mujer dividida en su amor entre dos hombres. Pero no es del todo cierto, eso sólo pasa en la parte final del libro.
La novela se centra en contar sobre todo la historia de Kathleen. Al principio la vemos como una joven monitora en un campamento para niños huérfanos. Aunque ahora trabaja en Atlanta, como asesora de moda para unos grandes almacenes, los veranos sigue ayudando en ese campamento que tanto le ayudó de adolescente.
Entra en escena Erik Gudjonsen, de ascendencia danesa, o sea “tiarrón impresionante tipo vikingo”, lo que significa que es rubio de ojos azules y demás, en fin, toda la dotación básica de hombretón nórdico. Viene a rodar un documental. Graba escenas, intima con Kathleen. Primero chocan, pero en un par de días acaban enamorados y liándose. Un tierno romance de verano en plenas montañas Orzak de Arkansas.
Este personaje se comporta al principio de manera avasalladora, el típico machote de las novelas románticas de los años ochenta, imponiéndose a Kathleen sin tener en cuenta que es una joven virgen de veinticinco años. Como es habitual en las novelas rosa, esta virginal heroína que no ha debido tener un solo pensamiento erótico en toda su vida, de repente recupera los años perdidos con una desenvoltura poco creíble para su nula experiencia. Las sensuales escenas entre ellos son bastante gráficas, no apropiadas para adolescentes.
Luego hay una tontería de malentendido. Algo bien bobo que se habría resuelto fácilmente si Kathleen fuese madura. Pero no, esta chica es una atolondrada y corta la cosa abruptamente.
Ni siquiera le dice: “Hasta luego, Lucas, eres un cerdo”. No, se esconde y no hay forma de que él de con ella. Y con eso llegamos, más o menos, al primer tercio de la novela.
En su huida hacia delante, Kathleen acaba en San Francisco. Entra a trabajar en otros grandes almacenes que, afortunadamente para ella, son más modernos y osados que los de su trabajo anterior.
Fast forward dos años. Se reencuentra con Erik. Claro que, para entonces, Kathleen está casada con un hijo. Su esposo, Seth, es un tipo realmente positivo y muy agradable, así que la aparición de Erik, poniendo patas arriba sus sentimientos, sus emociones y deseos, no es en principio bienvenida. Es en esta parte final donde encontramos el triángulo amoroso al que se refiere la sinopsis.
Ya comenté que lo que los separó fue un tonto malentendido, y cuando Erik lo descubre se queda ojiplático.
Entra aquí el tema del adulterio: ella está casada pero sigue queriendo a Erik. Hay que reconocer que no es fácil de tratar en novela romántica. Sólo se suele disculpar, y con recelos, si el marido maltrata de alguna forma a la heroína. Pero no es este el caso, Seth resulta muy rico, cariñoso, generoso, etc., todas las cualidades que hacen de él un buen marido para Kathleen. Yo creo que Sandra Brown lo plantea con suficiente habilidad para despertar simpatías en un lector que normalmente rechazaría este tópico.
Eso sí, como Kathleen sigue siendo una sosa dubitativa, no acaba decidiendo nada. Es más bien la vida la que decide por ella.
En su momento escribí:

La novela en su conjunto, es una bella historia de amor entre personas bastante atractivas, que sigue gustando, especialmente a los fans de Sandra Brown. Los personajes están lejos de ser perfectos. Más de una vez desearías darle un meneo a Kathleen por lo boba que es. Erik es un poco demasiado imponente. Y a Seth se le trata con un paternalismo que hoy sería políticamente muy incorrecto.
Quizá la novela sea demasiado larga para la historia que cuenta. Pero si te enamoras de los personajes, te gusta pasar este tiempo con ellos.

Y después de volver a leerla, por tercera vez, pienso lo mismo. Es bastante dulce, se puede leer aún, a pesar de sus toques un poco pasados, y resulta un poquito larga para lo que cuenta.

Valoración personal: aceptable, 3.

Se la recomendaría a: los aficionados a contemporáneas que gusten del tópico triángulo amoroso.

Otras críticas de la novela:
En El rincón de la novela romántica tenemos una versión anterior de esta crítica mía. En español no he encontrado nada más, y en inglés, sólo una breve reseña en Kirkus Review. Ante tal sequía de críticas, enlazo a la página de Good Reads.

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