viernes, 11 de noviembre de 2016

Crítica: “Tirando del anzuelo”, de Kristan Higgins



Higgins es así: contemporánea con humor y su puntito de sentimentalismo, sencilla pero totalmente recomendable.
Leído en Kindle

DATOS GENERALES

Título original: Catch of the Day
Subgénero: contemporánea

Fecha de publicación original en inglés: 2007

Publicación en español: Tirando del anzuelo
Fecha: enero 2013
Editorial: Harlequin Ibérica
Colección:      HQN, 25
Traductora: Ana Peralta de Andrés

Parte de una serie: #1 Gideon’s Cove, Maine


SINOPSIS (según la página web RNR)

La suerte de Maggie Beaumont estaba a punto de cambiar. Hasta ese momento era conocida por sus fracasos sentimentales: su primer novio había roto con ella presentándose en el pueblo con su nueva novia. Y después se había enamorado de un maravilloso irlandés que resultó ser el padre Tim, el nuevo párroco de Gideon's Cove.
Pero la salvación de su vida romántica había llegado encarnada en Malone, un atractivo, aunque hosco, pescador que, bajo un duro caparazón, escondía un corazón de oro. ¿Se convertiría esta captura en el alimento para toda una vida?
¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Sí, dentro de las mil mejores novelas románticas. Allá por el puesto seiscientos y pico. Ganó el premio RITA al mejor romance individual y tuvo una crítica DIK A- en All About Romance. Cuando esta página web hizo su lista Top 100 en 2013 no entró en ella, pero sí estuvo entre “lo mejor del resto”, en el puesto n.º 140. Es una de esas favorite funnies de todos los tiempos.

CRÍTICA

Maggie Beaumont tiene un problema. O varios. Pero podemos decir que la cosa se torció definitivamente cuando se enamoró del cura. Católico, claro, con lo que la posibilidad de matrimonio queda descartada.

Y si todavía se quedara en la intimidad,… Pero no. Esto es Gideon’s Cove, un pueblecito pesquero en la costa de Maine. Aunque no está en la zona digamos turística, sino bastante apartada. Así que tenemos novela ambientada en pueblecito entrañable donde todo el mundo cotillea.

Maggie lleva un café, aunque estudió en la universidad. Su madre querría algo mejor para ella, pero es que a esta chica le encanta servir a los demás, tener un centro donde se reúnan los parroquianos para una mínima vida social. Ayudar a los ancianitos, al cura y a todo quisque.

Aparentemente, es una sociedad sin ningún servicio público, todo lo solucionan con voluntariado y caridad, hasta la atención a los ancianos.

También le gustaría tener marido e hijos, y ya está alcanzando una edad que se pone muy nerviosa.

Así que entre todos intentan que encuentre pareja, solo que… La cosa no va bien, aunque te lo cuenten con bastante gracia.

Maggie no se da cuenta de que allá en la periferia de su vida, está un señor que se llama Malone, un tipo callado. Un pescador de langostas bastante hosco, amigo de su hermano, que acude al rescate en el prólogo y ya sospechas que ese es el chico de la película, aunque luego pasa a un segundo plano durante todos los primeros capítulos, mientras tú ves cómo Maggie va de acá para allá, intentando llevarse bien con todos, siendo servicial, conociendo a diversos solteros que no son precisamente el príncipe azul…

Maggie lo cuenta en primera persona y ¡es tan self-deprecating,…! ¿Cómo se dice en español? “Crítico de uno mismo” dicen en Word Reference. Pues eso, que ella misma no se toma muy en serio y está todo el rato haciéndose de menos. Con gracia ya te digo.

Con lo cual ya podéis haceros a la idea de que esto está bastante cerca del chick lit, con Gideon’s Cove como un circo de tres pistas y Maggie el centro de atención en cada una de ellas. Ella y su perro Colonel, ella y su hermana gemela, ella y sus padres, ella y su pájaro espino particular…

Claro que hay chico de la película. Aparece de vez en cuando. Malone es… un tipo misterioso. ¿He dicho que es callado? ¡Ah, sí! Pues eso, que no le arrancas una frase ni con el tercer grado. Se alza ahí, firme, apasionado, pero totalmente cerrado en sí mismo. Cuando acaba la novela habrá cosas que querrías saber de él, y no las sabes.

En resumen, la típica novela contemporánea ambientada en pueblecito entrañable. De gente normal y corriente, una dueña de una cafetería y un pescador. Cada uno con negocio propio, pero nada sofisticado. Una historia de esas que llamarías muy dulce, muy romántica, que cuando está a punto de caer en lo cursi de vergüenza ajena, le da un giro humorístico a la cosa. Ese tufillo conservador que acaba redimiéndose con personajes de carne y hueso que no son moralmente perversos… Y los momentos de mojar la pestaña, ¡ay, sí! Así con lagrimones como puños,… cayendo sobre la mano que sujeta el libro…

Sé que me repito, pero Kristan Higgins es así. Lo que define sus novelas, más que los personajes, es (ya lo dije en una crítica anterior) “esa mezcla de sentimientos y emociones que recorren todo el libro pero sin perder nunca el tono de buen humor, aunque te cuenten cosas que te ponen un nudo en la garganta”.

En cuanto a la parte erótico-festiva, sí que hay cierta tensión sexual, pero luego el sexo en sí no es demasiado explícito. No deja de ser una de Harlequin. Pero ojo, que no lo echas en falta. La parte física de las relaciones está presente, es sólo que no le dedica páginas y páginas a describir la gimnasia erótica.

Como Maggie lleva una cafetería, el tema comida está presente. No es sólo los desayunos que sirve a sus clientes, está también la comida que lleva a vecinos, a los bomberos, a reuniones parroquiales,… Este es uno de esos libros que te sube el colesterol sólo con leerlo. No pude evitar fijarme en que todo era comida poco sana. Harina, azúcar y grasa insana por doquier. Bizcochos, tartas, galletas, tortitas,… beicon, huevos, patatas fritas,…

La base de la alimentación, que son las frutas y las verduras, brilla por su ausencia. Ni una maldita ensalada, oiga. De las legumbres ya ni hablamos. Lo del plato para comer saludable de Harvard, desde luego, no va con Gideon’s Cove.

Si no recuerdo mal, en algún momento aparece un zumo, justo la forma peor de tomar la fruta.

En suma: la comida de cafetería es igualmente grasosa e insana en todo el mundo. Pero me sorprendió que ni en sus casas prepararan nada medianamente saludable. Cada vez que veía a Maggie calentándose una pizza precocinada me daban los siete males.

Estamos en un pueblo de recios pescadores y ellos quemarán toda esa comida basura. Pero, ¿el resto? Ya me estaba imaginando Gideon’s Cove lleno de pescadores tipo armario empotrado rodeados de un montón de gente obesa.

Dejando a un lado lo mal que comen en este pueblo, debo reconocer que me leí la novela de una sentada. Es de esas que te arriesgas a llegar tarde al trabajo como te pongas a leerla en el desayuno. El precio era muy razonable, ya que la compré en un Kindle Flash, o sea, menos de dos euros. La traducción simplemente cumple, con alguna errata por ahí. Y aunque veo que es parte de una serie, se puede leer de forma independiente sin problemas.

Me han gustado las que he leído de Kristan Higgins de la serie Blue Heron. Seguiré leyéndolas, pero ahora he hecho un alto en el camino para esta historia sencillita pero poderosa.


Valoración personal: notable, 4

Se la recomendaría a: quienes gusten de historias de amor sencillas, con sus buenas dosis de humor y de cotidianidad.

Otras críticas de la novela:

En español tenemos hasta tres críticas en El Rincón de la Novela Romántica. A Dunia (La gata en el desván) le gustó esta novela. Yure publicó en Las memorias de una ansiosa su crítica, dándole una puntuación de 4/5. Dice algo que puede definir muy bien lo que te encuentras al abrir un libro Higgins: “historias que me hagan sentir bien, que sean sencillas y que me hagan reír”.

En inglés, All About Romance publicó dos críticas. Una de DIK (libro que te llevarías a una isla desierta) A- y otra de B- porque la parte romántica le pareció insuficiente. Allison (The Allure of Books) le gustó, se rió y lloró, aunque no conectase con él tanto como con otros libros de Higgins. La crítica que Jayne publicó en Dear Author lleva una calificación de B+.

Y para acabar, Deirdre Donahue publicó en USA Today un artículo titulado “Top 10 reasons to fall in love with Kristan Higgins' books” en el que explica por qué le gustan los libros de Kristan Higgins. Lo clava. 

2 comentarios:

  1. No he leído aún nada de ella pero la tengo apuntada para cuando quiera un "nadismo" que me despeje la mente. Por lo que comentas, veo que para eso es perfecta. Me apunto este libro :)

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    1. Pues sí, es justo ese tipo de novela contemporánea, en plan pueblecito pequeño, casi chick lit pero sin llegar a ello.

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