viernes, 16 de septiembre de 2016

Crítica: “En la puerta de al lado”, de Huntley Fitzpatrick



Como una historia Wattpad, pero sin angustias adolescentes ni machos dominantes.
Leído en Kindle

DATOS GENERALES

Título original: My Life Next Door
Subgénero: juvenil
Parte de una serie: Stony Bay #1

Fecha de publicación original en inglés: 2012

Publicación en español: En la puerta de al lado
Fecha: junio 2015
Editorial: Libros de Seda, S.L.
Traductora: Eva Pérez Muñoz

SINOPSIS (según la página web RNR)

Los Garrett son todo lo que no son los Reed: ruidosos, desordenados y cariñosos. Y cada día, desde el desván, Samantha Reed sueña con ser una de ellos... hasta que una tarde de verano, Jase Garrett se cuela por la ventana de su habitación y eso lo cambia todo.
Ambos se enamoran; tropiezan con la timidez y lo maravilloso del primer amor. La familia de Jase acoge muy bien a Samantha. Pero ella tiene un secreto. Entonces, sucede lo inimaginable y desaparece el suelo bajo sus pies. Tiene que enfrentarse a una decisión imposible.
¿Podrá salvarla alguna de las dos familias? ¿O ha llegado el momento de que ella se salve a sí misma?

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Sí que estaría entre las mil mejores novelas románticas.
Consiguió una Starred Review en Publishers Weekly y fue nominada o finalista para varios premios, aunque al final no los ganase: el Georgia Peach para lectores adolescentes en la categoría juvenil, el Nevada para jóvenes lectores (también en juvenil), el Sequoyah en High School y en los Premios RITA al mejor primer libro.


CRÍTICA

En esta novela romántica juvenil tenemos a Samantha, chica rica que lleva años acechando a los vecinos de al lado, los Garrett, sin interaccionar con ellos hasta la fecha. Está en su último año de instituto, ha tenido un par de novios, es hija de madre prácticamente soltera (su padre las abandonó antes de nacer ella) y cuenta con una hermana mayor, Tracy.

(Estos nombres de Samantha y Tracy me recuerdan a “Tracy Samantha Lord”, la protagonista de Historias de Filadelfia. En los USA deben ser nombres pijos).

A Samantha le llama la atención esta familia desordenada, con padre y madre, que tiene todos los juguetes por ahí tirados y nada menos que ocho churumbeles. Al parecer, a la madre le gustan tanto los bebés que en cuanto uno de sus hijos deja de serlo, queda preñada de nuevo para tener otro.

Hasta que un día, en el balcón de esta Julieta aparece uno de los indistinguibles hijos de la casa de al lado, Jase. Este muchacho lo tiene todo: es guapo, simpático, cuida de sus hermanos, de las mascotas de la casa, es un manitas que sabe arreglar lo mismo una moto que una aspiradora,… y lleva también años observando a Samantha antes de decidirse a abordarla.

Los dos son bastante,… perfectos, por así decirlo: guapos, responsables, buena gente. Estudian y tienen sus trabajillos, cosa que me resulta alucinante. Son menores de edad pero se ve que en Estados Unidos todo el mundo tiene su trabajo de verano o de invierno, sin pestañear, incluso una niña rica como Samantha que no lo necesita para nada, tiene nada menos que tres trabajos, de socorrista, en una cafetería y como canguro.

La historia de amor entre estos dos resulta entrañable, muy tierna. Les coges bastante cariño, aunque supongo que en el fondo resulta irritante tanta perfección.

Considerando que es una historia juvenil, le comenté un poco de qué iba a la adolescente que me queda más cerca y me dijo que “sonaba a historia de Wattpad”.

Es una novela que está muy bien trabada. El interés no decae ni un momento. Las escenas se encadenan sin que haya presencia de largas reflexiones llenas de angustia juvenil, lo que siempre es muy de agradecer. Es dulce, es el primer amor, o la primera experiencia como debe ser.

La traducción que le han hecho en Libros de Seda me parece impecable.

O sea, una novela estupenda.

No merece la máxima puntuación porque para mí el referente de lo más en juvenil es Eleonor & Park, y esta ni se le acerca. Hay varias cositas que no me han gustado.

Primero, la narración en primera persona. No suele gustarme, y esto no es excepción. Pero hay que reconocer que con una chica tan cuerda como Samantha no piensa demasiadas tonterías.

Segundo, es un libro “con niño”, bueno, digamos “niños”, así muchos, a mogollón, cosa que me enternece lo justo, o sea, nada. No, no me gustan las novelas con niño. Como por ahí hay lectores de gustos opuestos, al que sí le guste este tipo de novela quedará encantado con las adorables criaturas.

Y, finalmente, me incomoda el tufillo conservador que desprende toda la historia. La única familia funcional son los Garrett, que tienen hijos como si no hubiera un mañana, con roles de género muy marcados entre el padre que trabaja y la madre que se centra en la crianza de los hijos y el mantenimiento de la casa. Todo ello sin perder la alegría ni la paciencia. Es de las que se saca la teta en cualquier situación, con toda naturalidad, aunque sea en mitad de la calle, delante de todos los vecinos. Algo que sorprende bastante a Samantha.

Las demás familias fallan por una cosa u otra. La madre de Samantha, por ejemplo, aparece como una mujer obsesiva, una política con carrera exigente. Te quedas con la impresión de que “algo habrá hecho” para que su marido la abandonara hace años. Ser rica y querer ser algo más que la mamá de sus hijas, resulta imperdonable en una mujer. Está retratada de forma tan negativa (que si descuida a sus hijas, tiene el comportamiento más deshonesto de todos, que si en el fondo es una hipócrita,…) que al final es un puro cliché.

Tanto estereotipo suena al muy conservador reproche a la mujer profesional y ambiciosa. Puro maniqueísmo: mamá Garrett que sólo piensa en su familia= buena, mamá Reed que espera otras cosas de la vida= mala.

Cuando un personajillo dijo que la madre de Samantha era guapa “pero que no parecía una mamá” creo que me dieron directamente ganas de vomitar del disgusto. Y, más adelante, la llaman directamente mala madre. Puaj.

Y ese sexismo lo ves en el tratamiento de los personajes de Tim y Nan, amigos de Samantha. Él lleva años siendo un insoportable, alcohólico y drogadicto, pero todo se le perdona con buen rollito y acaba siendo un chico malo adorable (lo sé, a mí también me gustó). El comportamiento de su hermana, de una gravedad objetivamente mucho menor, resulta sin embargo imperdonable.

Pero esos son cuestiones menores en las que nos fijamos lectores con cierta conciencia, y muchas décadas de lectura. Hemos perdido la ingenuidad y asumimos que ninguna novela es ideológicamente neutral. Como nos recordaba hace poco Alyssa Cole, toda ficción es política.

Esta novela, en conjunto, me ha parecido muy dulce, fenomenalmente escrita, y que puede entretener a cualquier lector de romántica, sea cual sea su edad, aunque vaya dirigida especialmente a adolescentes.

Muy buena para ser una primera novela.

Valoración personal: notable, 4

Se la recomendaría a: adolescentes a partir de los 15 años.

Otras críticas de la novela:

En español, hablan de esta novela, entre otros, en El rincón de la novela romántica, Nadando entrepalabras y Libros de romántica.

Ahora, qué dijeron en inglés:

Caroline Russomanno, en All About Romance, consideró esta novela como DIK A- (libro que te llevarías a una isla desierta).

En Smart Bitches Trashy Books publicaron dos críticas con motivo del RITA Challenge: una escrita por AnimeGirl, una A y la otra por Rachel Blaufeld, A-.

En el Blog of a Bookaholic le dieron 4/5 cupcakes.

The Guardian tiene una sección de Children’s Books, y reseñaron esta, recomendándola para “edades de 15 en adelante y aquellos que quieran leer sobre un romance de verano”.

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